¿Qué queda después de perder un familiar, un hijo, un padre, una madre?, ¿después de perder una mascota, un lugar de vivienda? Lo único que queda es construir y fortalecer la resiliencia, una capacidad que se debe desarrollar a medida que la vida nos pone aprueba constantemente y en Siu te contamos cómo desarrollarla.
Psicológicamente, la resiliencia es la capacidad que tenemos los seres vivos de ser golpeados por acciones o hechos, llorar y volver al gozo. Pero esta vida es un remolino de situaciones bellas y malas que nos pone a prueba, midiendo la capacidad que tenemos de hacerle frente a dichas pruebas.
Recuperarse de eventos negativos o traumáticos puede ser un proceso difícil para quien lo vive, pues se está en juego las emociones que ese suceso nos dejó, y está comprobado que si no somos conscientes de nuestras emociones, se pueden desencadenar una serie de enfermedades mentales y físicas. De acuerdo con los expertos, muchas enfermedades emocionales se pueden somatizar.
Aunque todos estamos expuestos a eventos importantes en nuestra vida, hay casos en los que la resiliencia debe ser trata con un poco más de trabajo, por ejemplo a quienes han sido víctimas de violencia sexual, violencia por grupos armados o pacientes diagnosticados con una enfermedad crónica.
¿Pero cómo desarrollar la resiliencia?
De acuerdo con Ann Masten profesora en el instituto para el Desarrollo Infantil de la Universidad de Minnesota reconocida por sus investigaciones sobre resiliencia en niños, señala que: la resiliencia es un proceso adaptativo de los seres humanos es decir normal, pero funciona cuando hay una función de apoyo por un segundo o un tercero, hay autocuidados positivos e interviene una motivación intrínseca para lograr el gozo y al igual que cuando se carece en niños, la persona se le dificulta llevar una vida normal.
Por esta razón, se recomienda tomar las siguientes acciones para desarrollar la resiliencia:
Aceptar los hechos:
Por más difícil que sea, se debe asumir la realidad de los hechos, nadie puede dudar de que las cosas pasan, porque probablemente tienen que pasar. Pasan sin conciencia y de un momento a otro y sin avisar.
Buscar apoyo en profesionales y/o familiares:
Parte de crear resiliencia, es contar con una red de apoyo como amigos, familiares y profesionales, pues cuándo tenemos la oportunidad de crear una comunidad, el apoyo creará una reparación emocional y física.
Aprende de los hechos:
Una vez hayamos tomado conciencia de los que nos pasaron, podemos retomar el camino y ayudar a otros a construir esa resiliencia que se necesita para disfrutar del proceso de reconstrucción. Hay que reconocer que dichos golpes de la vida nos pueden volver más empáticos y débiles, pero parte de los que nos enseña esta cualidad, es aprender de los errores, olvidar el pasado y empezar a armar un presente para dirigir el futuro.
Vuelve a confiar, confía en la esperanza:
Por más duro que sea, se debe confiar en que hay una nueva oportunidad para resarcir el pasado y mantener la esperanza de que si se puede seguir viviendo a pesar de aquello de los que nos afectó
También es importante confiar en nosotros mismos, en que sí podemos salir adelante, en que sí podemos ayudar a otros, en que sí podemos perdonar, en que sí podemos agradecer y en que sí podemos volver a querernos y dar el paso.
Por último como señaló Julio Cortázar en el fragmento me caigo me levanto “todo recurrente tiene la acción rehabilitante… Seguramente recaerán pero una compensación ajena a ellos los rehabilita y los hace treparse poco a poco, a lo mejor de sí mismos antes de la recaída inevitable”.