Cuando llega diciembre, un aire de reflexión envuelve nuestras vidas. Es un momento especial, casi mágico, donde el corazón nos invita a mirar hacia atrás, hacia los capítulos que escribimos a lo largo del año. Cerrar ciclos en esta época no es solo una acción simbólica, es un acto de amor propio y sanación, una oportunidad para soltar lo que nos pesa y abrirnos a lo que viene.
Cerrar un ciclo significa reconocer, agradecer y liberar. Es como limpiar un jardín: quitamos las hojas secas para dar espacio a nuevas flores. Si no dejamos ir lo que ya no nos sirve, lo nuevo no encontrará lugar para florecer. Al final del año, la naturaleza misma nos da señales: los árboles dejan caer sus hojas y el invierno invita al descanso. Nosotros también necesitamos renovar nuestra energía para enfrentar con claridad el próximo capítulo de nuestra vida.
¿Cómo cerrar ciclos al final del año?
- Reflexiona y agradece: Dedica tiempo a reconocer lo vivido. Haz una lista de lo que aprendiste y de las experiencias que te marcaron.
- Libera lo que no necesitas: Escríbelo en un papel y, si sientes que te ayuda, quémalo o deséchalo como símbolo de cierre.
- Establece intenciones claras: Enfócate en lo que quieres atraer en el próximo año.
- Acompaña tu proceso con esencias florales: Integra la mezcla floral de Avena Silvestre, Nogal y Mímulo en tu rutina diaria.
Toma 4 gotas, 3 veces al día, durante este periodo de transición.
Cerrar un ciclo no siempre es fácil. Puede haber miedo a lo desconocido, tristeza por lo que se termina o incertidumbre ante el futuro. Pero también hay un regalo escondido: la oportunidad de reinventarnos, de decidir conscientemente qué queremos en nuestra vida.
Aquí es donde las esencias florales se convierten en aliados invaluables, apoyando nuestras emociones en este proceso de cambio.
Tres aliados para cerrar ciclos
- Avena Silvestre: Claridad para encontrar tu propósito
- Nogal: Protección para los cambios inevitables
- Mímulo: Liberación y coraje para enfrentar el miedo
Al cerrar ciclos, liberamos nuestra energía y nos preparamos para abrazar con brazos abiertos lo que está por venir. Es un acto que nos conecta con el presente, nos llena de gratitud por el pasado y nos impulsa hacia el futuro. Permítete cerrar este año con amor y consciencia. Porque cada final es, en realidad, un nuevo comienzo.
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