Cambiar los planes de vida puede ser un proceso que afecta emocionalmente a las personas. Darle forma a los sueños y hacerlos materiales requiere dedicación y planeación, por eso, la bioenergética plantea la posibilidad de aterrizar y “enraizarse” para concebir esas ideas y empezar a caminar por el rumbo correcto.
Para la bioenergética, la práctica del grounding o enraizarse, representa la necesidad de bajar la energía de la cabeza, a la tierra, para reestablecer el contacto con el propio suelo y lograr dejar de estar “en el aire”.
Cuando tenemos muchas ideas, pensamientos sueltos y no somos capaces de ordenar los planes de vida, no solo los proyectos que tenemos se ven afectados, también se ve involucrada la salud emocional y sus manifestaciones físicas. Al aterrizar toda la energía de la cabeza, se entra en la realidad corporal, afectiva interpersonal y con el propio entorno, favoreciendo la comunicación y la claridad mental.
Ser consciente de la importancia del arraigo cada vez que se inicia un nuevo proyecto, evita crear ilusiones dentro de las posibles acciones, ya que se trabaja con la realidad como base. Para lograrlo, la bioenergética enfrenta al paciente a sus temores y miedos, pero más importante aún, a su realidad.
Entrar en contacto con emociones como el miedo, el temor a perder, sentirse amenazado y derrotado, permite que veamos desde diferentes perspectivas lo que necesitamos para empezar cada proyecto, aterrizar todas las posibilidades y no alimentar nuestros deseos sino potenciar nuestras oportunidades.
Para lograr esta técnica, se requiere de consciencia plena y una apertura energética y emocional. De pie, se deben aflojar las rodillas llevando el peso del cuerpo a ambos pies. La respiración se lleva al bajo vientre para aumentar las sensaciones en las entrañas y en la pelvis y se mantiene una postura sólida y firme. A través de la respiración pausada y de permanecer un tiempo prolongado de meditación en esta posición firme, la energía y los sentimientos se descargarán para darnos cuenta de nuestra nueva realidad.
Practicar grounding periódicamente facilita la toma de decisiones, la adaptación al cambio y la evolución frente a cada reto que el universo nos presenta. Pero sobre todo, una conexión espiritual entre nuestros deseos y las posibilidades de llevar a cabo cualquier proyecto material.
Producto recomendado, para que dicho enrazamiento con la tierra sea más práctico de llevar a cabo.