“El estrés es lo que uno nota cuando reacciona a la presión, sea del mundo exterior, sea del interior de uno mismo. El estrés es una reacción normal de la vida de las personas de cualquier edad. Está producido por el instinto del organismo de protegerse de las presiones físicas o emocionales o, en situaciones extremas de peligro”, médico Hans Selye.
El ser humano siempre buscará su bienestar en la vida pero, en ese empeño, el deseo de lograrlo, los obstáculos que se le presente y todas las experiencias desconocidas o amenazantes provocarán, el mayor o menor grado, la respuesta de adaptación que llamamos estrés.
El estrés, como tal, no puede ser considerado negativo ya que en general motiva a la acción, por lo que se considera constructivo; pero, en exceso, puede ser incapacitante y llegar producir o agravar cualquier enfermedad mental, relacional o física.
Poder controlar el estrés, implica tener la capacidad de identificar con claridad la situación estresante y nuestra respuesta natural o aprendida ante ella, para así poder erradicar o controlar la situación estresante. Esto es posible y por lo tanto se debe acudir a los mecanismos de adaptación y utilizar los sistemas de soporte.
Los mecanismos de adaptación de tipo automático o intencional, los cuales pueden ser la evitación física psíquica del objeto que provoca tensión, crear pensamiento diferentes para distraernos, procurar posturas físicas y psíquicas que induzcan la relajación o, en ocasiones el afrontamiento que de ser posible y exitoso es siempre la opción más sanadora.
Los sistemas de soporte deben trabajar sobre los factores que provocan estrés, para atenuarlos sobre el mecanismo de adaptación para fortalecerlos.
Estos sistemas pueden ser entendidos como medidas de intervención general o específica según sea el caso.
Las más comunes son la realización de actividades físicas, desde la caminata hasta el ejercicio fuerte y decidido, la puesta en práctica de actividades mentales que induzcan al autocontrol y cambios con respecto a nuestra atención emociona y física que pueden ser técnicas de control mental, trabajos de respiración o profundos sistemas de meditación. En ocasiones se puede emplear la catarsis como un mecanismo liberador de tensión y presión emocional. Si todo lo anterior no funcional o es insuficiente se puede recurrir a los mecanismos inmediatos o a largo plazo.
Las flores pueden ser valiosas herramientas para lograr que el cuerpo y la mente respondan de forma adecuada y para que se adapten y superen las innumerables condiciones que provocan el estrés y alteran el gozo de nuestras vidas.
Las esencias florales son sistemas de soporte que aportan sus cualidades para producir calma, confianza y bienestar a quien las reciba, entre ellas la esencia de Bach, esencias de diente de león, valeriana, esencias de Bush calm, entre otras.
Fuente: Libro: esencias florales para cada momento de Santiago Rojas Posada