En la naturaleza, los animales se enfrentan de diferentes maneras a las pérdidas y al igual que nosotros, muchas especies animales sufren la pérdida de un compañero cercano y transitan por un proceso que comparte los principios psíquicos y emocionales de un duelo. Por definición, el duelo se considera como una respuesta natural, principalmente de tipo emocional, relacionada ante una pérdida importante en la vida, por ejemplo: una ausencia, una muerte, un abandono o un cambio de vida; eventos que inevitablemente hacen parte del proceso natural de la existencia de cualquier ser; durante el cual se manifiestan cambios a nivel físico, cognitivo y por supuesto en el área conductual, dicho proceso no es exclusivo del ser humano, la evidencia científica ha observado la manifestación del duelo en diferentes especies animales que viven en sociedad como elefantes, delfines, lobos, ballenas, grandes simios y particularmente en animales de compañía, como perros y gatos, se ha considerado que perciben y atraviesan el proceso de la muerte de un ser cercano generando reacciones o respuestas emocionales y comportamentales de tristeza y depresión, similares al ser humano. Así lo reporto el periodista Abel G.M. en un artículo para ‘National Geographic’: “los perros no son conscientes de la muerte en sí, sino de la modificación de su rutina.” Esto significa que nuestros peludos resienten la perdida pérdida de sus compañeros con quienes compartían rutinas como comer, dormir, jugar o salir a dar un paseo. Cuya ausencia les genera mucha confusión a tal punto que pueden llegar a percibir la pérdida como un indicador de que hay algún peligro desconocido en su entorno, causándoles nerviosismo y miedo.
Bajo esta premisa, comprendemos que en muchos de los hogares compartimos con más de un animal de compañía y, por lo tanto, alguno de ellos sufrirá al menos en una ocasión la pérdida de un compañero. Frente a esta situación de pérdida, es evidente notar que los animales cambian su actitud y sus rutinas, especialmente en el caso de que tuvieran una relación o vínculo emocional muy estrecho con el ser fallecido, a tal nivel que la neurociencia y la etología del comportamiento, identificó que los animales activan las mismas zonas del cerebro que activamos los humanos cuando enfrentamos la muerte de un ser querido (Sistema límbico). No se sabe con exactitud como cada individuo enfrentara la perdida ni de qué manera la comunicara, no obstante, en el caso de nuestros compañeros peludos se han identificado las siguientes manifestaciones en sus comportamientos:
● Buscan más atención de los humanos como mecanismo de protección.
● Los gatos intensifican los comportamientos afectuosos, buscan más atención y afecto. Se frotan más contra el cuerpo de sus cuidadores.
● Bajo entusiasmo y motivación a la hora de jugar.
● Pasividad excesiva.
● Bajo apetito.
● Duermen más.
● Actitudes de miedo y nerviosismo. (Inseguridad emocional).
● Aumento de aullidos o ladridos.
● Los gatos maúllan de manera frecuente e intensa.
● Los felinos muestran mayores signos de estrés: aruñan más y orinan o defecan fuera del arenero.
● Examinan repetitivamente los lugares donde permanecía el compañero fallecido. (Donde dormía o comía).
Por otro lado, cabe contemplar que nuestros peludos tienen la capacidad de percibir nuestros cambios de humor y además de ello son muy sensibles a los mismos, por lo que también adoptaran estos cambios al percibir sufrimiento en sus tutores o cuidadores (contagio emocional). Por todo lo anterior es importante que brindemos un acompañamiento al duelo de nuestros peludos, consideremos que cada animal tiene su propia manera de ser y reaccionará de forma distinta e impredecible ante la pérdida de un compañero. Así mismo, cada periodo de duelo debe ser respetado y, en consecuencia, deberemos ajustarnos a su comportamiento. Es primordial mantener las rutinas, hablarles en tonos positivos y con palabras agradables, brindar atención, y dar espacio a la interacción, no forzar u obligar si no desea relacionarse. Aumentar las caricias y hacer actividades motivantes como caminatas a la montaña, jugar a su juego favorito, mantener la cercanía y el contacto físico que demanden. Apóyalos con terapias naturales, por ejemplo, la terapia floral está diseñada para todos los momentos de la vida, y en estas situaciones brindan un gran soporte al proceso emocional que nuestros peludos puedan atravesar. Utiliza nuestra fórmula de despedida, es la esencia floral ideal para utilizar durante esos momentos difíciles y posteriores al proceso de duelo, no solo ayuda en la gestión emocional, sino que además crea un ambiente de paz y tranquilidad para el animal, es la mezcla vibracional que acompaña de manera armoniosa la tristeza, pena, desmotivación o confusión que generan las perdidas a nuestros animales. El uso de aceite esencial de flor de naranjo, ayuda en circunstancias donde se manifiesta tristeza, depresión y soledad por graves pérdidas, sube la energía y el estado anímico del animal. Recuerda que siempre debes consultar a expertos sobre el manejo y tratamiento de los cambios conductuales en tu amigo peludo.