Desde hace unos años hay un gran interés sobre todo lo relacionado con la conducta animal; actualmente existe una gran demanda de información sobre temas relacionados con la etología y los procesos cognitivos involucrados en este tema. Hace años hablamos de la capacidad de aprendizaje, conducta, “inteligencia” y otros términos similares; sin embargo, en la actualidad, una palabra lo ha cambiado todo: Emoción. Hoy en día se habla de las emociones responsables de las conductas de nuestros animales y de cuáles son los procesos mentales involucrados en sus pautas de comportamiento.
Los animales, al igual que nosotros, son el producto de miles de años de evolución; este proceso siempre está encaminado a optimizar la capacidad de supervivencia de los seres de una especie para conseguir el fin primordial: La perpetuación de la especie.
Al incorporar a los animales a nuestro entorno, inevitablemente afectamos a las pautas de comportamiento heredadas que tan firmemente están fijadas en su código genético. Es evidente el efecto que la civilización ocasiona en nuestras mascotas, ya que puede ser la causa de que algunos de nuestros peludos no se sientan equilibrados emocionalmente.
¿Por qué se da el desequilibrio emocional en nuestra mascota?
Las condiciones de nuestra vida actual están muy lejos de satisfacer las necesidades de los animales que tenemos como mascotas, así, mantenemos durante años en una pequeña jaula a aves que deberían volar durante varias horas al día, le damos pequeños paseos a perros que necesitan grandes dosis de ejercicio al día, confinamos a nuestros gatos a vivir en pequeños apartamentos, etc….
Esta es nuestra forma de vida en la civilización, nosotros somos capaces de racionalizar que la vida en los núcleos urbanos es así y adaptarnos a nuestro entorno, pero a ellos, nuestras mascotas, el entorno que les imponemos les afecta negativamente y esto se agrava aún más debido a los errores de manejo que tenemos al al invitarlos a nuestro espacio y forma de vida.
No se trata de analizar el tema en profundidad, pero es evidente que cada mascota tiene un nivel de destreza social que determina la capacidad de comunicarse con los demás, de entender sus estados de ánimo y de realizar pautas conductuales destinadas a influir en ellos. Por otro lado, no se puede poner en duda que cada mascota utiliza determinadas técnicas de aproximación hacia los demás (ya sean personas o animales) y que utilizan su lenguaje corporal para expresar sus estados emocionales al respecto; es decir, demostrando conductualmente el tipo de sensaciones internas que tienen al respecto a la situación, en las que, con su lenguaje corporal y actitud expresan que comprenden las intenciones del otro.
La terapia floral ha demostrado ser una magnífica aliada para tratar todos los problemas emocionales que puedan estar afectando la salud y el equilibrio de nuestras mascotas. Las esencias florales de Bach, trabajan a nivel conductual favoreciendo que los miedos traumas, fobias, problemas de estrés y ansiedad, conductas compulsivas, neurosis, conductas destructivas, inadaptación, rehabilitación, falta de motivación, aprendizaje, etc. se traten de forma rápida y satisfactoria con las esencias florales, porque estas se encargan de estabilizar las emociones, mejorando su conducta.
En SIU creamos una línea de esencias florales para nuestras mascotas, así, podemos favorecer procesos como el aprendizaje, la llegada a un nuevo hogar, los cambios de humor, la falta de apetito, etc., de una manera natural y muy efectiva, pues la terapia floral actúa de manera rápida en nuestros peludos ayudándolos a encontrar su equilibrio. ¡Conoce nuestra línea especializada en tu mejor amigo!