Muchas son las reacciones que se pueden presentar en cada persona tras el regreso a sus actividades laborales después de las vacaciones. Aquí le hacemos algunas recomendaciones para activarse después del descanso.
El ya conocido síndrome postvacacional es una reacción adaptativa de las personas al retomar actividades que consideran tediosas u obligadas, produciéndoles ansiedad y en muchos de los casos, depresión. Aunque no ha sido del todo reconocida por la sociedad científica como una enfermedad, los especialistas reconocen algunos de los síntomas que podrían llegar a afectar a las personas después de retomar su vida habitual tras una larga temporada de descanso.
Las principales manifestaciones físicas y emocionales de quienes padecen este síndrome están relacionadas con episodios típicos de estrés, ansiedad generalizada, disminución del rendimiento, palpitaciones, sudoración, aumento de la frecuencia respiratoria y cardiaca, temblores y cambios de humor. Aunque no todos los pacientes presentan las mismas características, sí hay factores predominantes para el diagnóstico.
Algunas de las recomendaciones de los especialistas para quienes sienten estos síntomas es empezar sus actividades de forma gradual y empezar el trabajo con las tareas más gratas y de mayor agrado. Mantener una actitud positiva planeando metas y proyectos para el nuevo año de trabajo o estudio puede ser una herramienta útil que lo llene de energía para comenzar de nuevo.
Ejercicios para todos los días
Si bien las personas se sienten emocionales e inestables en su humor, hay que reconocer que el cerebro es el responsable de cada uno de dichos estados, y que es a éste al que debemos prestarle mayor atención. Seguro con estas recomendaciones su regreso a la vida cotidiana será más fácil y agradable:
Gateo Cruzado:
Tocar enérgicamente la rodilla izquierda con el codo derecho y viceversa. Ayuda a activar el cerebro para mejorar la capacidad media visual, auditiva, kinesiológica y táctil.
La lechuza:
Poner una mano sobre el hombro del lado contrario, apretándolo firme, y girar la cabeza hacia ese lado. Respirar profundamente y botar el aire girando la cabeza hacia el hombro contrario. Repetir el ejercicio con el otro lado. Este ejercicio estimula la comprensión lectora, libera la tensión del cuello y hombros.
Doble Garabateo:
Dibujar con las dos manos al mismo tiempo, hacia adentro, afuera, arriba y abajo. Esta actividad estimula la escritura y la motricidad fina.
Botones del cerebro:
Poner una mano en el ombligo y con la otra mano dibujar ‘unos botones imaginarios’ en la unión de la clavícula con el esternón (como hacia el pecho), haciendo movimientos circulares en sentido del reloj. Cuando lo hace estimula la vista y mejora la coordinación bilateral.
Bostezo enérgico:
Poner la yema de los dedos en las mejillas, simular un bostezo y hacer presión con los dedos. Estimula la expresión verbal y la comunicación, oxigena el cerebro, relaja la tensión del área facial y mejora la visión.
Sombrero del pensamiento:
Poner las manos en las orejas y tratar de “quitarle las arrugas” empezando desde el conducto auditivo hacia afuera. Estimula la capacidad de escucha, mejora la atención, la fluidez verbal y ayuda a mantener el equilibrio.
Recuerde que somos lo que pensamos. Recuerde que con lo que pensamos, hacemos y logramos, determinamos nuestra realidad diaria.